Una casa pasiva es la nueva estrategia de diseño global sostenible, que busca disminuir el consumo energético al aprovechar al máximo los recursos renovables como la luz solar. Se logra con ello, en comparación con una casa convencional,  una reducción de hasta un 90 % en el uso de calefacción y refrigeración. 

Y es que, en la Unión Europea, el 40 % de las emisiones de CO₂ provienen de los edificios de apartamentos. Por lo que, tal y como expone la Directiva 2010/31/UE, se hace necesario promover “el uso de fuentes renovables como parte importante de las medidas necesarias para reducir la dependencia energética y las emisiones de gases de efecto invernadero”. 

Mantener una temperatura constante en nuestras casas, incluso en invierno, reducir el coste de la factura de energía, así como la contaminación visual, acústica y olfativa son solo algunos de los beneficios de aplicar los seis principios básicos de Estándar Passivhaus. 

Principios básicos del Estándar Passivhaus 

Toda edificación que pretenda obtener la Certificación o Estándar Passivhaus, debe aplicar los seis principios básicos exigidos por la normativa. 

1.   Diseño. Las construcciones pasivas tienen como regla general aprovechar las condiciones climáticas y recursos naturales de la región geográfica donde van a ser ubicadas. Con esto se pretende crear una sinergia entre elementos térmicos, orientación y captación de la luz solar. De tal forma que la casa reciba sombra en verano y sol directo en invierno. 

2.   Aislamiento térmico en muros, cerramientos y cubiertas. La selección de los materiales idóneos para el aislamiento de la casa pasiva permite garantizar el óptimo intercambio de calor entre el interior y el exterior de la vivienda. 

3.   Orientación para aprovechar la radiación solar. Es necesario tener en cuenta la situación de la vivienda para mantenerla iluminada durante día y con una temperatura constante durante todo el año, lo que evitaría el uso de calentadores eléctricos. 

4.   Eliminación de puentes térmicos. Los puntos térmicos son aquellas zonas de la casa por las que se puede perder calor. Por ejemplo, uniones de muros, ventanas y herrajes que deben subsanarse para evitar que entre humedad o frío y pueda empeorar afecciones respiratorias o dolores musculares. 

5.    Estanqueidad del aire y ventilación con recuperación de calor. El uso de un sistema de ventilación mecánica controlada en el que el aire frío sale por medio extractores y el aire nuevo pasa por filtros para eliminar partículas como ácaros y polen donde no sea necesario abrir las ventanas. Es, además, ideal para reducir los síntomas de personas con alergias estacionales. 

6.   Puertas y ventanas. Considerados los elementos más débiles en la envolvente de la casa pasiva, es necesario que cuenten con triple cristal y una correcta instalación para evitar la pérdida de calor.  

Estándar Passivhaus

En 1988 nace en Alemania el Instituto Passive House, cuyo principal objetivo es el de reducir el uso de aparatos eléctricos en las viviendas mediante parámetros que permitan a las personas obtener y mantener una temperatura constante por medio de la luz solar, mejorando su calidad de vida y la reducción del coste energético. 

Durante el año 2020, fue evidente el aumento en la demanda de casas pasivas. Muchas familias notaron la deficiencia en la construcción de sus viviendas: mala ventilación, humedad, filtraciones, entre otros, lo que afectó aún más su salud y estado emocional. 

Actualmente, solo algo más de 150 proyectos de vivienda cuentan con el estándar Passivhaus. Pero teniendo en cuenta el contexto actual y la Directiva 2010/31/UE, es más que probable que en pocos años observemos un importante aumento de la construcción de casas pasivas en España.  

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